QUERIDOS ANIMALES
HENAR NOS HABLA DE THOR
Los perros siempre han estado presentes
en mi vida. Siempre he tenido uno a mi lado
como fiel compañero y amigo.
Thor fue mi segundo perro, regalo de mi hermana mayor por mi 19
cumpleaños. Era un
hermoso ejemplar de setter irlandés, con el pelaje largo y
abundante de color rojizo típico
de esta raza, pero él, además, poseía unas
partes blancas en el pecho y en el morro que
adornaban más aún su hermosa
figura. También destacaban en su cabeza dos larguísimas
orejas que simulaban
una melena espectacular.
De carácter nervioso y juguetón, como lo son los perros de su raza,
disfrutaba
sobremanera de los paseos por el campo. Cuando escuchaba el sonido
de la cadena de su
correa, intuyendo que una salida estaba próxima, comenzaba a
dar tremendos saltos,
empujando todo lo que hubiera a su alrededor, incluidas
las personas, que solíamos
enfadarnos con él.
Thor tuvo una vida intensa llena de aventuras. Si le dejábamos con
alguien para hacer
algún viaje, siempre lograba escaparse para volver él solo,
a veces caminando decenas de
kilómetros, hasta la casa donde vivíamos.
Después de numerosas fugas e incontables peripecias, decidimos llevarle
en los viajes para
su entera felicidad: su deseo era no separarse nunca de sus
dueños. La foto está tomada en
uno de esos viajes a Cantabria.
Thor vio crecer a mis dos hijos, aprendió a cuidarlos, a jugar con ellos
y a acompañarlos en
sus correrías.
Un buen día, cuando se hizo viejo, decidió salir de casa él solo para no
volver más. Lo
buscamos por todas partes pero nunca lo encontramos. Pensamos
que viendo llegar la hora
de su muerte había decidido abandonarnos para
evitarnos la pena de verlo morir. Su
recuerdo nos acompañará para siempre.

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