jueves, 13 de febrero de 2020


QUERIDOS ANIMALES



HENAR NOS HABLA DE THOR



  Los perros siempre han estado presentes en mi vida. Siempre he tenido uno a mi lado 

como fiel  compañero y amigo.

  Thor fue mi segundo perro, regalo de mi hermana mayor por mi 19 cumpleaños. Era un 

hermoso ejemplar de setter irlandés, con el pelaje largo y abundante de color rojizo típico 

de esta raza, pero él, además, poseía unas partes blancas en el pecho y en el morro que 

adornaban más aún su hermosa figura. También destacaban en su cabeza dos larguísimas 

orejas que simulaban una melena espectacular.

   De carácter nervioso y juguetón, como lo son los perros de su raza, disfrutaba 

sobremanera de los paseos por el campo. Cuando escuchaba el sonido de la cadena de su 

correa, intuyendo que una salida estaba próxima, comenzaba a dar tremendos saltos, 

empujando todo lo que hubiera a su alrededor, incluidas las personas, que solíamos 

enfadarnos con él.

   Thor tuvo una vida intensa llena de aventuras. Si le dejábamos con alguien para hacer 

algún viaje, siempre lograba escaparse para volver él solo, a veces caminando decenas de 

kilómetros, hasta la casa donde vivíamos.

   Después de numerosas fugas e incontables peripecias, decidimos llevarle en los viajes para 

su entera felicidad: su deseo era no separarse nunca de sus dueños. La foto está tomada en 

uno de esos viajes a Cantabria.

   Thor vio crecer a mis dos hijos, aprendió a cuidarlos, a jugar con ellos y a acompañarlos en 

sus correrías.

   Un buen día, cuando se hizo viejo, decidió salir de casa él solo para no volver más. Lo 

buscamos por todas partes pero nunca lo encontramos. Pensamos que viendo llegar la hora 

de su muerte había decidido abandonarnos para evitarnos la pena de verlo morir. Su 

recuerdo nos acompañará para siempre.

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